Me mantuve ubicado en Cristo—pero entré a su mundo e intenté experimentar las cosas desde su punto de vista. Me comporto como un siervo en mis intentos para guiar a los que conozco a una vida salvada por Dios. Y todo esto lo hago porque amo el Mensaje. ¡No solo quiero hablar de él, quiero participar de sus buenos resultados! (1 Corintios 9:21-23, traducción libre de la versión The Message)
Hudson Taylor pensaba que él no debía desconocer algo que los chinos disfrutaban hacer, por lo que
fue a recibir el habitual masaje chino mientras le arreglaban el cabello en la barbería. Así es como él
describió la experiencia: “Soporté las terribles cosquillas tanto como me fue posible, luego
comenzaron los azotes, y mi espalda estaba adolorida en algunos lugares antes de que terminara.”
Luego se acostumbró a la golpiza diaria en la que los chinos depositan su confianza para la salud.
Pero Hudson Taylor nunca disfrutó los masajes.
(Fuente: J.C. Pollock, Hudson Taylor and Maria – Pioneers in China, p.52.)